Puebla Sweet Home

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Puebla Sweet Home

Puebla fue algo así como la primera despedida de esta gira formidable que hoy (tonight) cerramos en Tijuana, nos presentamos en un tremendo galpón de temibles perspectivas acústicas, sin embargo todo transcurrió en armonía y frente a un publico generoso, pasional y entregado; respetuoso y cálido con nosotros, y extasiado con Enrique, que se brindo como siempre. Cambiamos apenas el repertorio y abrimos con “Paloma” (un detalle bastante poco habitual), agregamos “Nacimos para Correr” y “Los Aviones” buscando ofrecer mas detalles en la interpretación; espontáneamente cantamos estrofas de “Stand by me” y “On the Road Again”, en un evidente saludo a nosotros mismos en la carretera.
Algo nos pasa cuando viajamos cantando; es verdad que no es sencillo conquistar –encontrar- las buenas sensaciones en el escenario (no siempre), por lo menos para artistas irregulares o bohemios como un servidor; pero mejoramos el ensamble y, en nuestra permanente búsqueda del duende y su juego, llegamos a nuestro mejor punto, justamente, en Puebla la noche anterior a la noche de anoche. Después de cantar me quede tomando jengibre y escuchando el sonido del pabellón que temblaba de aplausos y ovaciones para mi compañero “El Licenciado”. Finalmente nuestro siempre esperado cierre, el mano a mano que es el sello “especial” de esta gira juntos y revueltos. Cada noche nos entregamos mas al repertorio, buscando poderío y variaciones vocales. Y cada noche nos compenetramos mas en una interpretación espontanea que no permite errores, porque volvemos para presentar las joyas de la corona, así las de Enrique como las propias, además de maravillas de la música popular y “Crimen” que no nos dio mas que emoción en el escenario. Fue, por solemnidad que amerita y belleza de canción, el emblema de este mano-a-mano de amigos y compañeros que se han rendido a la grandeza del pueblo mexicano en el triunfo.
Como suele ocurrir en Puebla mi ordenador computadora fue abducida por el destino. Me la olvide en el hotel y recién me di cuenta del olvido llegando al aeropuerto del Distrito Federal con los minutos contados para embarcar a Tijuana. Caray!