Todo Personal …

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23 de octubre:
Anoche tenía que ser memorable y lo hicimos memorable, llevamos un poker de ases en la manga, lo demás fue dejarse acompañar por una ventisca fría y cantar bien. Aunque estábamos bien ensayados todo puede diluirse en el imponderable del viento, de la suerte mal barajada o de algún desperfecto; pero anoche solo se dejo sentir el viento que no fue quien pudiera evitar que mis compañeros -y yo- desplegáramos nuestra artillería pesada de guitarras y canciones de rock. Me encontré cantando bien y sin excesivos firuletes, fui discreto en el parlamento: porque ocurre que después queda en el recuerdo impreso solamente aquello que dije entre las canciones. Por eso y porque el aire acondicionado (extrañamente encendido al máximo de mínima temperatura) se dejo sentir durante todo el tiempo que estuvimos brindándonos en el escenario de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Dimos mucho mas que una serie sucesiva de rock del que se deja gustar: empezamos como un batallón de guitarras, nos desgarramos con solos de vibrante categoría, enganchamos una canción con la siguiente, cuidé cada uno de mis fraseos, no pude entrar en calor pero seguí atento a mis asuntos en el canto y en la guitarra, el grupo funciono como una maquina sensible y poderosa, nos encontramos con las miradas, los coros fueron afinados y muchos instantes de arte enhebramos para tejer el manto eléctrico que abriga cada una de las canciones -de rock- que a veces parecieran ser apenas canciones que gustan mucho, como si hubiera que pedir perdón por gustarle cantando a un pueblo que siempre vibró en la canción y en el rock. En algún momento una improvisación particularmente concienzuda sirvió para presentar a mis camaradas … Ya sin guitarra, cantamos el segmento de Siete Segundos y El Día que me Quieras que sentí inspirado … Fue la antesala del prologo para presentar, por gracia de Miguel Abuelo, a Los Abuelos de la Nada-los que estamos … y subieron francamente ovacionados por la multitud los caballeros: Cachorro, Gustavo y Daniel que celebraba un cumpleaños como ocurrió en nuestra primera serie de (dos) conciertos en el Teatro Coliseo casi 35 años atrás … La banda cumplió a la perfección con la tarea (memorable considerando que nos reuníamos por primera vez en un escenario) de reemplazar a Los Abuelos ausentes que -es bonito pensar- que estaban esperando por un momento así y lo celebraron allí donde nos gusta creer que están. Saludamos a una -francamente- impresionante ovación que no sonó a nostalgia, fue un trueno de alegría y de emoción genuina. No habíamos ensayado una tercera canción, que el público razonablemente reclamó, pero la cosa salió mas que bien y nos abrazamos felices bajo la atenta mirada de nuestros amigos ausentes, seguramente riendo desde alguna parte en el cielo … el infierno un poco. No ofrecí demasiados discursos (parlamentos) ni me derretí en gratitudes ni en demagogia alguna, seguí firme en mi guitarra y cantando como creí que tenia que cantar y lo hice. El sub-texto de nosotros es lo que estamos tocando y cantando: sin trampa ni cartón, nos instalamos para tocar arreglos que ensayamos pero re-inventamos todo el tiempo, sutiles arranques de guitarra que me acompañan y acompañamos, la marcha disimuladamente virtuosa de nuestras bases rítmicas, el formidable (es poco) piano de German, las guitarras de Julian que en tango suenan a violines y en el rock a destilados de rock rural, el toque incendiario de Baltasar que nos eleva a la categoría de “recital de rock electrizante”, todo lo que ofrece Dominguez (mientras espera reproducirse) en el canto y en un bajo que cada día suena mas profundo y sutil (al mismo tiempo), la maquina sensible y creativa que es Sergio, el baterista que no se conforma con tocar porque vive la batería en una formidable tarea sensible de inventarse cada compás. Todos reunidos para un coro, para un compacto rock de níquel licuado, para tocar con sensibilidad baladas poderosas y aquellas transparentes y armónicas. Después de saludar a Los Abuelos en el que fue un pico emotivo inolvidable (con el respetable pidiendo una mas), seguimos con nuestro asunto: pocas palabras y mas canciones de rock, uno tras otro fuimos sacando nuestros “conejos preferidos” de una gran galera que sirvió para que la “gran cabeza personal” sirviera la particular escalera real que permite ganar con las mejores cartas: si había cartas escondidas en la manga ya no importa … Después de escuchar a la historia diciendo presente tratamos de hacer historia con el presente que era ayer … Un pequeño paso para la humanidad pero uno importante para mi y mis compañeros … Hace un mes nos reunimos a ensayar, este es el tercero y último de los conciertos que vamos a ofrecer (y ofrecernos) este año … Se que nos despedimos con nostalgia aunque ayer correspondía darse un abrazo y aplaudir al publico por su comportamiento intachable y la gloria bendita que nos quisieron dar.