3.14

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3.14

El Camarada 3.14 va a dar que hablar las próximas tres semanas, y no descartemos que sea un comodín para la resurrección del Obrerismo. Cuando las sentadas del Sol de Mayo, servidor no entendía como nadie se preocupaba por recomponer un Partido-Al-Medio  herido y a la deriva, tocado por la crisis del 2.007 y con los torpes anti-sistemas ofreciendo la mayoría en bandeja a la oposición conservadora. A destiempo los protestantes de Sol y otras puertas, debilitaron a la izquierda liberal en lugar de proponerse reconstruirla; aun a pesar de la protestas destempladas algo se estaba cocinando en los think tank del Obrerismo de toda la vida. Servidor pecó de ingenuo. En los laboratorios del Party y con capitales mexicanos (los capitales son bolivarianos de cara a la galería para espantar ancianas y vecinos del barrio de Salamanca y así gustar a universitarios y al publico tardo-progresista en Facebook), se estaba construyendo un Frankenstein. Y en apenas dos años estaba listo para competir en las “europeas”. Para las “municipales” ya era evidente lo que a tres semanas de las “generales” no parece tan evidente: El Obrerismo se agachaba para permitir la gobernabilidad de las apariciones de los “socios del desierto” del Camarada 3,14 … Autentica caterva aparecía en distritos, capitales, ciudades y pueblos para juntar con pala la de votos perdidos por el tradicional tándem (matrimonio bipolar) de socialistas y populares. Valiéndose de la indignación y el castigo, las nuevas fuerzas aprovecharon la debilidad de un electorado tradicionalmente pasota y desinteresado por otra cosa que no sea el cómodo movimiento pendular del eterno bipartidismo. Es cierto, nada demasiado malo podía pasar según el “eterno” sistema de intercambio tradicional de poderes, a lo sumo detalles culturales superfluos. El bipartidismo es la bandera de los Estados Unidos, nunca se elige entre la derecha y la izquierda, mas bien entre detalles superficiales pero validos para tener en cuenta; asuntos culturales mayormente. El presidente de gobierno no tiene tranca para los televidentes, practica el sutil humor gallego que no tiene nada de guasa andaluza ni de trazo grueso del norte no atlántico. También necesitaba un actor secundario para, paradójicamente, pasar a un segundo plano aun encabezando las encuestas; que mejor que un catalán para crecer en Las Catalanas, para establecer un nuevo frente moderado y aparentar un enfrentamiento tierno. Así están las cosas, los generalistas tratan de imprimir una sensación de “fin del trastorno bipolar” y la Gran Ingenuidad compra lo que le vendan. Si los católicos creen en la resurrección de la carne se puede convencer de cualquier cosa con pocas y bien elegidas frases.