El mundo es diferente sin Pappo. Fue un punto de referencia, un pilar del rock incluso cuando el rock sintió (creyó) que no lo necesitaba. Conmigo fue un amigo y un compañero, se preocupo por mi cuando me vio en las malas, y nos divertimos juntos, tocamos juntos, compartimos intimidad y emociones. El Pappo que yo conocí no siempre se parece al Pappo de las mil anécdotas, aunque también conocí al Pappo exótico y pícaro del que se cuentan tantas historias que son perfectamente ciertas también. Pappo para mi fue una persona sensible, un compañero que acompañaba cuando sentía que un amigo estaba solo y podía necesitar un hombro, un amigo para tocar música y compartir el tiempo (amistad). Tocamos juntos mil veces; en mis años subterráneos venia seguido por casa o tardaba quince minutos exactos en llegar de La Paternal al estudio donde grabábamos las interminables sesiones de Honestidad Brutal. Hay mucho de Pappo en aquellos discos: Honestidad Brutal y El Salmón … Le escuche tocar por última vez en el Ateneo, el teatro de Buenos Aires. No estaba lleno pero Pappo lo lleno tocando la guitarra a un extraordinario nivel de sensibilidad y sentido. Después de militar en el Hard Rock (el episodio que supone la vuelta de Pappo a la primera línea del rock, con Riff), encontró nuevas verdades en la guitarra de blues, al sentimiento y cierta economía en los fraseos, dentro de su fenomenal fluidez en el diapasón. Mis anécdotas (mis momentos vividos) con Norberto son diferentes a las que construyen su imagen y el personaje, me siento privilegiado de haberle tenido como querido amigo; se que se preocupo por mi y se que estuve con el en algún momento complicado, le grabamos y lo celebramos en vida. Lo extrañamos mucho en estos diez años sin el. Es curioso, Pappo (y Claudio Gabis) trajeron el blues a la Argentina y hicieron posible cantarlo con el espíritu de Buenos Aires, sin embargo el lo seguía descubriendo. Supongo que así es el alma del verdadero artista, presentarse humilde frente a la existencia de la música, ser un soldado de la música y no bajar los brazos.
Diez años sin Pappo es mucho tiempo sin Pappo.
Hoy lo recordamos por su talento, su guitarra, su personalidad y su carisma; pero sobre todo por la calidad humana que algunos le conocimos.
Con tristeza y con honor.
Viva Pappo!