JALISCO BOHEMIO

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JALISCO BOHEMIO

Escribe: Andrés Anda

Auténtico, miró al teatro en dos segundos y entonces se sentó, colocó su atril a su derecha y con un leve movimiento en su mano diestra el magnífico pianista Germán Wiedemer comenzó a tocar. Era “La Libertad” el primero de 25 temas y el mismo que enganchó al público para seguir de inmediato con “Bohemio“. Andrés hacía pausas, experimentaba con la tonadas y seguía cantando como el quería, al paso que quería y a la hora que el quería.

Una pequeña pausa para un “muchas gracias” y continuar con la muy coreada “Algo contigo” y “Plástico Fino“. Esta última sufrida, cada palabra bien dicha y con un sentimiento sin igual. Pasados mas de 5 temas, entre ellos la magnífica interpretación de “7 Segundos” ligada a “El día que me quieras“, el Salmón interpretó “Garúa“: un tango sentido, suficientemente bueno para transportarnos a cualquier rincón de la capital argentina. Entonces, Andrés se acercó al micrófono para dar las buenas noches al público que le respondió con un aplauso ensordecedor. También estuvo aquel que gritó que lo extrañaba y le daba gusto volverlo a ver.

“Ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acaben tus penas..” coreaban mas de dos mil almas en un teatro a reventar. Era un homenaje a “Que te vaya bonito” del histórico cantante mexicano Jose Alfredo Jiménez y del que todos sabemos que el cantante argentino es fan. Entre tantos tangos y momentos sublimes de Wiedemer con el piano, Andrés canto “Los aviones” para finalizando, agacharse a besar suelo tapatío como lo hacen los Papas y como lo hizo él, hace algún tiempo, con Enrique Bunbury y agradecer al público de Guadalajara.

En “El tercio de los sueños” pañuelos blancos salían de los palcos poblados del teatro y alguno que otro “olé Andrés” y “torero, torero” se podían identificar en el público, a lo que por única vez, Andrés acompañaba con una sonrisa al compás de la letra. Inmediatamente después, hizo explotar una armónica con su máximo poderío para entonar “Carnaval de Brasil“. No tardó entonces el teatro en rugir cantando“Estadio Azteca“. Las paredes vibraron, la comunicación entre artista y público que tanto deseó la llegada de Calamaro se hizo realidad en minutos, el “para avalanchas” unió al cantante con el espectador para poder finiquitar su negocio.

La “Flaca” de esa noche fue bohemia, fue más pura. Fue una flaca cantada porCalamaro como si estuviera en su cocina, una flaca para ti y cuando el publico estaba aplaudiendo, Andrés hizo una señal para contener los aplausos y seguir tocando,  entonces fue el turno de”Paloma” y el teatro volvió a rugir en gritos y aplausos que nunca cesaron ante el inútil esfuerzo de Andrés por quererlos parar.

Al no ver reflejado su esfuerzo y no poder contener un teatro lleno, Andrés entonces se puso torero y actuó la mejor “Media Verónica” que ningún torero podrá realizar; la Media Verónica cantada. Con micrófono en mano y sus peculiares movimientos en la otra, Andrés Calamaro y otras dos mil personas cantaron la Verónica mitad en un estilo inigualable, ese que se escucha una vez en la vida. Cuando no sacar el celular en más de dos horas había valido la pena, se escuchó el último tema de la noche: “Crímenes perfectos“, en un piano que me llevará algunas noches poder olvidar y una sensación bohemia digna de expresar y sentirse parte de ella.

El Salmón llegó a Guadalajara en el marco de la edición número 30 de la Feria Internacional de Libro, presentándose en el Festival Latinoamericano de las Artes, pidiendo una “Licencia para cantar“. Después de 2 horas, en un concierto como en la sala de tu casa, el público se puso de pie para agradecerle a Calamaro el haber transmitido tanto, en solo 120 minutos de música. Afuera nos despedía Fito Páez con “a rodar la vida“. Ahora, el público que horas antes leía el comunicado en un tono amenazador, estaba convencido de que Andrés no vino a pedir una licencia para cantar…Andrés vino a presumir que hace años se la dimos.