“No tengo ahorros para retirarme, pero llevo una vida interesante”

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“No tengo ahorros para retirarme, pero llevo una vida interesante”

Por: Ricardo Hinojosa Lizárraga

Hablar de Andrés Calamaro es mucho más que hablar de música. Es hablar de un hombre que ha sabido hacerse, vestirse, desvestirse y reinventarse en un variado abanico de estímulos sonoros que nos han hecho viajar, incluso, en la distancia que hay del tango al rock, deteniéndonos brevemente en las estaciones de muchos otros géneros. Hablar de Andrés Calamaro es hablar de una experiencia. Y Andrés mismo cantará mañana en Lima para contarnos las suyas. Antes de ello, nos habló de su actualidad y, cómo no, del camino que lo trajo hasta aquí, en un pequeño paréntesis rockero para la gira acústica que viene realizando con “Romaphonic Sessions”, su más reciente disco.

— Andrés, has estado realizando una gira acústica con estupendas críticas. Y ahora vienes como parte de un festival rockero. ¿Te resulta sencillo cambiar el chip? ¿Qué podemos esperar de tu concierto en Lima?
Estuvimos ensayando muy bien, durante dos semanas, con el “grupo eléctrico”. Llegamos en muy buen estado de forma y de ‘feeling’, preparamos un repertorio directo y adecuado, y vamos con muchos deseos de tocar en el Perú. El grupo está sonando mejor que nunca y elegimos lo mejor del repertorio.

— Tu carrera se ha caracterizado por una experimentación constante. ¿Hacia qué nuevos caminos piensas dejarte llevar por ella?
Estamos terminando un próximo disco que puede recordar mis grabaciones más experimentales, pero siempre dentro de un formato rockero y versátil de guitarras eléctricas. Armado con letras nocturnas, vampíricas, incorrectas, humorísticas, solemnes, limítrofes y graciosas. Asimismo, evaluamos la edición de grabaciones en vivo de este año en España y la creación de nuevo material rockero. También estoy en la banda de sonido de “El Bar”, la próxima película de Álex de la Iglesia, y en Cadud, el proyecto monumental de 24 horas seguidas de música, dirigido por Javier Corcobado.

— ¿Sientes que ya no eres tan “políticamente incorrecto” como antes? ¿Hasta qué punto es cierta esa adquirida “serenidad” a la que se refieren en España?
¡Caramba!, pues no. El mundo está envuelto en una espiral de corrección política que ya roza lo ridículo. Internet colabora con la difusión de disparates que importan más a aquellos que no tienen necesidades urgentes, ni una lucha legítima. En España alucino con las tendencias en boga. En Hispanoamérica es un fenómeno más propio de la ‘religión’ Facebook. En general, es un desajuste de los valores humanos. Desde mi serenidad de hombre decente me encuentro irritando a estos nuevos cachorros de un puritanismo ciego.

— Acabas de cumplir 55 años, 38 de ellos dedicado a la música de manera profesional. ¿Qué te ha hecho mantenerte en pie? Leí que entre los 80 y 90 se te pasó por la cabeza tirar la toalla.
La fantasía de cambiar para dedicarse a otras cosas es habitual para cualquiera que pueda darse el lujo de pensar en eso. Muchos necesitamos de nuestro trabajo para seguir viviendo y comiendo. No tengo ahorros para retirarme, pero tengo una vida interesante. Me gusta el tiempo para dedicarlo a cosas sencillas como leer, comprar la comida, cocinar y escuchar música. No soy complicado en ese aspecto.

— Has sido artista invitado en dos ocasiones por Bob Dylan. En Lima compartirás cartel con Iggy Pop. ¿Has tenido oportunidad de conocerlo? ¿Qué expectativa tienes de ese encuentro con él?
Esa gira de 1999 fue una aventura. Lo de Dylan fue algo un tanto salvaje, pero trascendente en lo personal e intransferible, al mismo tiempo. Un gran honor, seguro. Respecto a esta presentación, pienso besar el escenario donde cantará Iggy Pop, es un grandísimo artista de rock. No sé si tendré la oportunidad de darle la mano. Todos los rockeros adoramos a Iggy Pop, es una leyenda viviente.

— Has demostrado que las canciones de calidad también pueden convertirse en éxitos radiales, ¿Cómo has trabajado antes ese talento y cómo lo ejercitas ahora? Algunos lo plantearían así: ¿Cuál es tu secreto?
¡Caramba! Ya no sé si existe determinado éxito para mi medida de cantante. Ya no espero el próximo pelotazo como antes. No tengo secretos, soy un músico evolucionado. Para mí, hacer canciones de rock fue, y sigue siendo, una etapa experimental. Antes había estudiado jazz y participado en grupos y grabaciones de fusión latina, y armonías de mayor enjundia. Volver a las raíces del rock eléctrico y escribir canciones de raíces, o más directas, es un experimento que se estiró mucho.

— ¿Qué es lo que más has aprendido de la fama en todos estos años?
Puedo vivir con el nombre que honra el apellido de mi padre. Insisto en una vida normal, aunque confieso haber abusado de la impunidad y de los privilegios de mi estatus en alguna ocasión.

— Viendo en perspectiva, ¿cuál sería tu lugar en la historia del rock en español?
Creo que tengo un lugar bastante interesante, el tiempo no consiguió doblegarme y me dio más importancia y más fuerza. De todos modos, me gustaría importar algo en el concierto de la música mundial, pero el idioma parece ser una barrera infranqueable, por lo menos cantando estas canciones.

— ¿Qué es lo que más te motiva hoy de ser músico? ¿Lo que más satisfecho te deja?
Llevarme buenas sensaciones del escenario, ofrecer un concierto muy bueno. Y también ensayar. Me gusta mucho encontrarme todos los días y tocar en la intimidad de un ensayo. Las buenas sensaciones en el escenario son lo mejor y lo más satisfactorio.