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Inoportunamiento: Tertulias de Riggan Redondo y Fernando Charles

RR: La critica es aliada de la queja.
FCH: Las palabras no son mías pero dudo que alguien sea propietario de las palabras.
RR: Ciertamente los críticos, lo que hacen de la critica un oficio y aquellos que hacen de la critica una conducta, sacan conclusiones en minutos, quizás en pocas horas; a veces con la urgencia de un cierre (cuando las redacciones dicen basta y las imprentas se encienden), pero siempre con la urgencia de pronunciarse. Pero para “el objeto” fueron necesarios años de (cito textual) sedimento espiritual , así para la creación o el instante como para el desarrollo de una disciplina. Incluso para el espíritu oyente o el espíritu espectador o lector, que necesitan una vida previa para percibir los destellos que el articulo (el episodio) ofrece. Incluso un importante tiempo para seguir ofreciéndose al asunto (que puede ser una novela, una película, una tarde de toros o un disco) y reencarnarse en “distintos” lectores (espectadores, oyentes) que siguen elaborando un punto de vista que, sin ser cambiante, se permite cambiar. Profundizar, enriquecerse con la experiencia misma del tiempo en la contenplacion.
FCH: Es posible presentarse frente a una obra y percibir los detalles, instalarse en una “sensación” positiva, concluir en un juicio, pero el elemento previo, la maduración de esa fruta (dulce o amarga) que nos ofrece la expresión creativa, la voluntad del artista, es un episodio prolongado.
RR: “La critica como aliada de la queja”. Creo que lo leí en alguna parte, casi seguramente son palabras (un concepto) del Nono. La primera persona que pronuncio la palabra “stratocaster” en mi presencia. Además de lo dicho.
FCH: Alguien generoso en palabras e ideas.
RR: Es un concepto claro pero siempre oportuno. No es necesario (excluyente) publicar una critica (cobrar por eso, vivir de eso) para ser el critico aliado de la queja, u otra naturaleza de critico serial. El critico espontaneo, que se manifiesta entre amigos con cierta vehemencia, que grita inoportuno entre la audiencia, que publica en la red virtual. Ese también responde a una urgencia apresurada, si me permites la redundancia.
FCH: En las urgencias podríamos olvidarnos algo.
RR: La urgencia puede olvidarse de muchas cosas, incluso de descartarse de cierto equipaje innecesario, o de decantarse de un oxigeno mareante, de elementos moleculares que no estarían conformando la armonía de los sabores en su justo equilibrio.
FCH: “Solo la propia experiencia hace al hombre sabio” (Sigmund Freud).
RR: Ocurre con los sabios ,como Segismundo, que la palabra supera nuestros propios cálculos. Esta frase también podría aplicarse a los elogiosos críticos “ultra positivos” que, dándose cuenta, se arroban parte del encanto del sujeto, enhebrando una serie sostenida de elogios inapelables en su planteo. No siempre exagerados pero muchas veces incomodos. Comportándose como una secta de pobres diablos. No siempre pero con cierta frecuencia.
FCH: Un pobre diablo que se “apodera” de las cualidades pesadas del heavy genero, del malditismo de un poeta (etcétera) … Que llega a creerse que tiene el miembro mas largo y olvidar su existencia patética por el puro ejercicio de vivir honrando los altares de uno, o un conjunto, de representantes de una disciplina.
RR: A su manera es un entendido, no deja de tener cierto merito. Pero resulta incomodo en tanto y en cuanto se convierte en un predicador de una palabra que no le pertenece, y concurre en el desprecio por omisión.
FCH: Mientras que el critico (aliado de la queja) muestra un carácter que solo demuestra señalando airadamente lo que considera defectos fuera del contexto universal de la obra o del sujeto. Como si ejerciendo de arbitro inequívoco, en la queja critica subiera escalones en una escalera al cielo de la moral estética o similares cosas.
RR: Caramba.